Cuidado con las palabras, también sirven para hacer daño

¿Quién hubiera pensado que todo lo que decimos se podría convertir en un asesino tan mortal para nosotros y para los demás? La mayoría de la gente nunca se da cuenta de que lo que alguien ha dicho tiene consecuencias lógicas. Si alguien dice palabras buenas y sabias, cosechará bondad y sabiduría en su vida. Y viceversa, si alguien solo dice malas palabras, hiere el corazón de los demás y el suyo propio.

Cuidado con las palabras

El poder de las palabras

Mi experiencia me ha enseñado que lo que digo volverá a mi propia vida, pero también tiene un peso negativo sobre mi entorno social y familiar. Las malas palabras, la sospecha, el prejuicio contra los demás e incluso un hecho consumado deliberado, hacen que otros experimenten eventos coercitivos que no pueden evitarse pero deben ser tratados. Todo esto se remonta a la persona misma, de donde vinieron las palabras.

También es cierto lo que han examinado los expertos en energía, que lo que decimos nunca se perderá, porque estas palabras comienzan desde la mente (nos demos cuenta o no) hasta que estas se manifiestan en la vida real.

Nuestros pensamientos son energía que sale de nosotros y que luego se expresa a través de nuestra boca. La energía que gastamos no se elimina fácilmente en este universo, porque la energía se conserva, como ha argumentado James Prescott Joule, el físico británico, con su ley de conservación de la energía.

¿Hasta donde pueden tener influencia nuestras palabras?

Entonces, se puede decir que las palabras que salen de nuestra boca se convertirán en una realidad en nuestra vida diaria. Cuando decimos cosas malas, chismes, calumnias, mentiras, etc., también encontraremos nuestra vida en el sufrimiento, siendo maldecidos por la gente, siendo calumniados por la gente, incluso siendo engañados por otros.

A veces no es fácil de controlar nuestras palabras, sobre todo, cuando nuestros pensamientos no puedan controlarse. Una vez pronunciadas palabras que hieren a otros, nuestras palabras nos matarán, tarde o temprano, dependiendo de la sinceridad de la persona ofendida.

¿Quién hubiera pensado que todo lo que decimos se podría convertir en un asesino tan mortal para nosotros y para los demás? La mayoría de la gente nunca se da cuenta de que lo que alguien ha dicho tiene consecuencias lógicas. Si alguien dice palabras buenas y sabias, cosechará bondad y sabiduría en su vida. Y viceversa, si alguien solo dice malas palabras, hiere el corazón de los demás y el suyo propio. El poder de las palabras Mi experiencia me ha enseñado que lo que digo volverá a mi propia vida, pero también tiene un peso negativo sobre mi entorno social y familiar. Las malas palabras, la sospecha, el prejuicio contra los demás e incluso un hecho consumado deliberado, hacen que otros experimenten eventos coercitivos que no pueden evitarse pero deben ser tratados. Todo esto se remonta a la persona misma, de donde vinieron las palabras. También es cierto lo que han examinado los expertos en energía, que lo que decimos nunca se perderá, porque estas palabras comienzan desde la mente (nos demos cuenta o no) hasta que estas se manifiestan en la vida real.  Nuestros pensamientos son energía que sale de nosotros y que luego se expresa a través de nuestra boca. La energía que gastamos no se elimina fácilmente en este universo, porque la energía se conserva, como ha argumentado James Prescott Joule, el físico británico, con su ley de conservación de la energía. ¿Hasta donde pueden tener influencia nuestras palabras? Entonces, se puede decir que las palabras que salen de nuestra boca se convertirán en una realidad en nuestra vida diaria. Cuando decimos cosas malas, chismes, calumnias, mentiras, etc., también encontraremos nuestra vida en el sufrimiento, siendo maldecidos por la gente, siendo calumniados por la gente, incluso siendo engañados por otros. A veces no es fácil de controlar nuestras palabras, sobre todo, cuando nuestros pensamientos no puedan controlarse. Una vez pronunciadas palabras que hieren a otros, nuestras palabras nos matarán, tarde o temprano, dependiendo de la sinceridad de la persona ofendida.  Además, podemos ver la condición de nuestra sociedad hoy, cuando somos incapaces de controlar nuestro discurso o las palabras de nuestro discurso, ¡lo que sucede es hipocresía! Vivimos en un mundo lleno de hipocresía, la cual se siente en cada respiración que tomamos. Esta también es visible en cada rincón que es visible para el ojo.  Si tan solo pudiéramos entender todo esto con más detenimiento, entonces una de las variables y la raíz de esta hipocresía nació del proceso educativo en la familia, antes de que otros sistemas tocaran al ser humano. Los padres emitieron una enseñanza diferente a la que realmente hacen todos los días en casa. Esta brecha entre lo dicho y lo hecho fue finalmente imitada por sus hijos, y después de todo este tiempo estos pensamientos, acciones y actitudes pasaron a formar parte de su carácter. Es importante entonces, que moderemos nuestras palabras. Pensar un poco antes de soltar lo que queremos decir, es fundamental para evitar herir a otras personas y acarrear maldición a nuestras vidas.

Además, podemos ver la condición de nuestra sociedad hoy, cuando somos incapaces de controlar nuestro discurso o las palabras de nuestro discurso, ¡lo que sucede es hipocresía! Vivimos en un mundo lleno de hipocresía, la cual se siente en cada respiración que tomamos. Esta también es visible en cada rincón que es visible para el ojo.

Si tan solo pudiéramos entender todo esto con más detenimiento, entonces una de las variables y la raíz de esta hipocresía nació del proceso educativo en la familia, antes de que otros sistemas tocaran al ser humano. Los padres emitieron una enseñanza diferente a la que realmente hacen todos los días en casa. Esta brecha entre lo dicho y lo hecho fue finalmente imitada por sus hijos, y después de todo este tiempo estos pensamientos, acciones y actitudes pasaron a formar parte de su carácter.

Es importante entonces, que moderemos nuestras palabras. Pensar un poco antes de soltar lo que queremos decir, es fundamental para evitar herir a otras personas y acarrear maldición a nuestras vidas.

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